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Un Niño Feliz ¿Es un Adulto Feliz?

La infancia define la estructura de personalidad, sin embargo la construcción de la realidad es un proceso dinámico, quien conoce la felicidad no dejara de buscarla y la conservara como un estilo de vida.

La búsqueda de la felicidad es un proceso activo que nos ocupa la mayor parte de nuestras vidas, ser feliz es una posibilidad, y se construye con las actitudes, las experiencias que nos ofrece la vida como posibilidades de evolución personal, la felicidad es un estado interno que podemos lograr al ser congruentes y aprender a apreciar lo que tenemos en nuestras vidas cada día, este estado solo ocurre en el momento presente es una manera de vivir, requiere disciplina, constancia, sensibilidad y sobre todo pasión y gusto por lo que realizamos en nuestra vida. Cuando un niño nace en una familia donde el predominio de las actitudes y afectos es positivo y los padres enseñan a este hijo que el o ella son deseados y merecen el amor, la atención y los recursos de su familia para favorecer su desarrollo, y todo esto se ofrece en un ambiente de estabilidad y congruencia, los niños experimentan un sentimiento interno de integración y este genera un estado de felicidad al tener satisfechas sus necesidades infantiles de afecto, pertenencia y autoestima. Cuando a un niño le toca vivir en una familia disfuncional, en donde las carencias afectivas y los problemas cotidianos moldean la estructura de su personalidad y además van conformando su percepción de la realidad y de lo que es posible, y en muchas ocasiones marcaran lo que este niño creerá firmemente que merece o que tiene ante si como posibilidad para su desarrollo futuro y el de su familia. En este último escenario la búsqueda de la felicidad se limitara a satisfacer las necesidades de seguridad o fisiológicas, creando un déficit interno que para compensarlo tendrá que realizar un trabajo interno muy profundo, que lo ayuden a sanar las heridas de esa época, las cuales se manifestaran en su vida adulta en forma de síntomas, como adicciones, falta de sentido, depresión o trastornos de ansiedad.


En la vida adulta ambas personas quienes provienen de familias diferentes y a la vez iguales, se enfrentaran a la necesidad de buscar la felicidad y darle un sentido a sus vidas, la diferencia aparecerá porque uno de ellos ya ha experimentado que se siente estar satisfecho y feliz, y el otro solo lo tendrá como una referencia escuchada de algún otro.. Podríamos compararlo con lo que experimenta un deportista acostumbrado ganar y uno que nunca ha podido ganar una competencia y busca continuamente lograr la tan preciada experiencia. Ambos podrán ganar sin embargo quien tiene la experiencia internalizada tendrá una ligera ventaja, sabe ganar. De igual forma quien ha experimentado la felicidad difícilmente renunciara a ella., y además sabrá como y donde encontrarla.


La mayoría de las descripciones nos llevaran a nuestro interior, a nuestra familia, y a vivir la vida apreciando y disfrutando sus detalles, y sobre todo a reencontrarnos con la dimensión espiritual donde aprendemos que todo esta interconectado y formamos parte de ello. Un adulto únicamente puede llegar a ser plenamente consciente de sus sentimientos si ha internalizado una parte de sus padres lo suficientemente empática y afectiva por medio de la interacción con ellos en los primeros años de su vida. Esta es precisamente la carencia central de las personas con trastornos afectivos y que no encuentran la felicidad en ningún lugar por mucho esfuerzo que realicen. Por lo tanto no se dejan invadir por emociones o nuevas experiencias íntimas y afectivas en la interacción con las personas y la vida, y solo admiten aquellos sentimientos aceptados y aprobados por su censor interno, el gran problema es que ese sensor interno fue construido en la interacción con personas no empaticas, carentes de afecto o enfermas emocionalmente, quienes los educaron en su familia de origen. El resultado es la depresión existencial y el vació interior, los cuales moldearan su vida y la búsqueda de satisfactores a través de conductas compulsivas que conocemos como adicciones de muchos tipos, las cuales nos prometen una felicidad falsa y pasajera. Y su objetivo es aturdir el dolor emocional que esta siempre presente como una lamentación de lo que no fue ni será.


En la búsqueda de nuestra felicidad nos encontramos como adultos ante un personaje que vive en nuestro interior, nuestro niño interno, aprender a satisfacer sus necesidades, establecer una relación sana, de aceptación y afecto nos mantiene jóvenes, sensibles, creativos y sobre todo abiertos a conservar lo que nos apasiona y nos gusta.

¡Si deseamos sentir ese estado de felicidad como adultos, sin importar nuestro origen, podemos iniciar con apreciar y cuidar nuestro niño interior, hoy!





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