¿Por qué sacas la espada?
“Las actitudes defensivas son un serio obstáculo para las buenas relaciones interpersonales, laborales y familiares, pues dañan la confianza entre los interesados”.
La mayoría de las personas reaccionan de manera defensiva cuando perciben un posible rechazo o agresión por parte de algún otro ser humano, y podríamos afirmar que esta conducta es normal, sin embargo existen personas que ante cualquier circunstancia manifiestan conductas defensivas y actitudes exageradas que las convierten en el blanco de la atención y rechazo de quienes les rodean.
La actitud defensiva se construye al percibir el mundo como un lugar hostil, peligroso y amenazante en el que para sobrevivir es necesario defenderse o estar alerta. Existen ideas que refuerzan estas conductas como la frase: “que la mejor defensa es un buen ataque”. Las relaciones humanas van siendo consideradas como factores de riesgo y rivalidad, en este terreno los demás se transforman en enemigos de los que necesitamos protegernos y no de compañeros con los que podemos contar para hacer equipo o desarrollar una comunidad de desarrollo. Las actitudes defensivas se generan desde la familia de origen y se van integrando a la estructura de personalidad convirtiéndose en rasgos de conducta que se exacerban bajo estrés o ante los cambios naturales del ciclo vital humano.
Vivir constantemente a la defensiva es el resultado de una interacción de factores y variables entre las que podemos mencionar, la falta de confianza, la baja autoestima, un auto concepto pobre donde no se toleran las críticas. En una proporción alta encontramos una historia infantil donde los padres eran personas cambiantes, violentas, poco empáticas a las necesidades de afecto y aprobación, su actitud era muy demandante de perfeccionismo y con una tendencia a las criticas, al sarcasmo y a no estar satisfechas con los logros de los familiares, creando un entorno de ansiedad y desvalorización a los logros. De aquí podemos entender que al pasar el tiempo estas personas que les toco vivir y desarrollarse en un ambiente así aprendieron a defenderse de sus padres y cuidadores para asegurar un equilibrio precario y no ser afectados por la dinámica familiar la cual tarde o temprano se traslada al ámbito laboral, social y de pareja.
Lo disfuncional en estas circunstancias se aprecia en el desempeño futuro y en la dificultad que tendrán estas personas para no reproducir nuevamente estas circunstancias. En psicología social tenemos un concepto que se denomina “la profecía auto cumplida” en la que una persona desarrolla un pensamiento que al pasar el tiempo se transforma en su realidad y su conducta responde a este, como ejemplo podríamos tener alguien que piensa que el mundo es un lugar hostil y que las personas están solamente buscando afectar y aprovecharse de las debilidades de los otros, en el fondo desarrollara un temor a ser herido o rechazado por quienes le rodean, ante esto la persona se torna desconfiado, se aísla, responde molesta cuando alguien le pide algo, lo que provocara una conducta de evitación y suspicacia de quienes tienen algún trato con esta persona.
Lo que reforzara la idea de que en el mundo las personas son hostiles y rechazan. Así se establece un circulo vicioso del que es muy difícil de salir o de romper. Esto debido a los reforzamientos continuos que esta persona recibe de su entorno y que además confirman su idea de la realidad que el construyo a raíz de sus vivencias y experiencias al irse socializando y buscando un lugar en el mundo social y laboral. Como podemos apreciar estas personas sufrirán enormemente y su conducta solo es el reflejo de una forma de defenderse de algo que se construyo en su mundo interno y que ahora se refuerza en el exterior.
Las conductas defensivas se aumentan bajo situaciones de crisis, cambios y estrés, si algo forma parte de la vida es precisamente estas situaciones, así que nuevamente podemos apreciar como al tener un mecanismo automático e inconsciente de respuesta este se disparara casi en cualquier lugar y circunstancia, dejando a los involucrados molestos y con una buena dosis de frustración.
Un ejemplo común es una pareja donde el marido llega cansado y con hambre a la casa después de trabajar y le pregunta a su pareja si ya pueden comer, a lo que ella responde afirmativamente, y al iniciar su comida él le agradece su atención y la felicita por la comida sabrosa y bien preparada, entonces ella le responde asumiendo una actitud defensiva, claro ya sabes que aquí tienes a tu sirviente para atenderte cuando a ti te da la gana, y además que horas son estas para agradecerme. Ante esto el marido molesto se retira y le comenta que no es posible tener una comida agradable con alguien como ella. Aquí vemos como la interacción logra terminar con la idea inicial de la esposa yo soy alguien que esta solo para servirte cuando a ti te da la gana. Esto genera dificultades muy serias en las relaciones humanas. Con esta forma de interacción se construye confusión y malentendidos, también frustración y enojo. Para desactivar este problema es necesario un aprendizaje de la comunicación clara y directa. Además de un trabajo profundo en la autoestima, la autoimagen y los residuos infantiles de rechazo y falta de afecto. Las relaciones realmente satisfactorias se dan en un marco de igualdad y donde todos los involucrados en lugar de enfrentarse y polarizar las recompensas establecen un modo de relacionarse donde todos obtienen algo positivo . Es decir una posición de ganar – ganar.
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