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PERSONAS SOLITARIAS.

“La interacción con otras personas determina nuestra personalidad y por medio de estas construimos la realidad, al evitarlas se empobrece y debilita el núcleo de sostén de nuestros afectos”

Los seres humanos somos sociables por naturaleza, la interacción con otras personas forma parte de las necesidades básicas de nuestro organismo. Así como son necesarios los alimentos, el hidratarnos, el conservar la temperatura, el tiempo de descanso para dormir, también el contacto afectivo es fundamental porque determina el funcionamiento y la estructuración de la personalidad desde el nacimiento hasta la vejes y la muerte. Si a un ser humano se le priva de tener contacto con otras personas desarrollara problemas psicológicos muy graves y además su salud mental sufrirá inmediatamente. Los estudios experimentales en privación sensorial nos muestran con claridad lo que ocurre cuando alguien es aislado de los estímulos y de el contacto humano por varios días, se puede apreciar el deterioro paulatino en diversas aéreas como la percepción, la inteligencia, el lenguaje y los rasgos de personalidad, quedando en evidencia la importancia de la interacción humana. En estos mismos estudios se evidencio que la exposición paulatina al contacto humano y a los estímulos sensoriales revertía los daños presentados por los sujetos que aceptaron participar y formar parte de estos experimentos. De igual manera los hallazgos clínicos en pacientes con privación afectiva nos demuestran que existen síndromes como el marasmo infantil o algunas depresiones son el resultado de la falta de contacto humano. Esto se reporta en estudios realizados en infantes durante la segunda guerra mundial y en muchos otros que dan información sobre personas que son abandonadas por situaciones de refugiados de guerra o por desastres naturales.

En todos podemos encontrar el tremendo impacto que produce el aislamiento y la falta de interacción humana. La evolución de nuestra especie se ha desarrollado gracias a la posibilidad de comunicarnos, por medio del lenguaje. Y el componente afectivo de esta forma parte esencial de la calidad de la comunicación. Toda conducta es comunicación, así que al interactuar con nuestros semejantes estamos comunicando en forma simultánea varios niveles de significado. Al interactuar o al no hacerlo comunicamos afecto, aceptación, solidaridad, hostilidad, rechazo, dificultades, simpatía, entre muchas otras. Así que cuando vemos a alguien que se acerca o se aleja tenemos frente a nosotros una información que el otro nos transmite por medio de su conducta. ¿Que la motiva? ¿Que desea comunicar? Esto y mucho mas, forma parte de la complejidad y la diversidad humana. Para entender a alguien que tiende a aislarse o que vive como ermitaño necesitaríamos valorar muchos factores. En primer lugar las diferencias de manejo de energía y contacto con el mundo es decir algunos rasgos de personalidad que difieren de una persona a otra y que provienen de su temperamento el cual es originado en un porcentaje alto en su genética y su funcionamiento biológico, como sería el balance entre la introversión – extraversión. Sus ciclos circadianos que determinan sus niveles de energía y por lo tanto de contacto con el mundo. Cada persona tiende a presentar una tendencia hacia la introversión o extroversión que predomina y que se puede observar desde la niñez, esta difícilmente se modifica durante la vida es la forma de ser y aparece como un rasgo en la personalidad. Bajo estrés se aumenta es decir se hace más visible y le sirve a la persona como su modo de enfrentar la vida. De contactar al mundo. No es mejor uno u otro son simplemente rasgos que se instalan desde la formación de la personalidad y no se eligen a voluntad. Determinan las actitudes y formas de relacionarnos con los demás. Las personas introvertidas funcionan con los siguientes rasgos: dan importancia a lo interno, le molestan las interrupciones, tratan de pasar desapercibidos, prefieren actividades reflexivas en soledad y únicas, tienen pocos amigos y muy selectos, sus valores están en su interior, prefieren estar solos, son reservados, no le agrada contar cosas personales si llega a hablar algo personal lo hace muy discretamente y concreto, habla estrictamente lo necesario, le gusta escuchar, son callados, discretos, son mesurados, hacen una sola cosa a la vez, a los extrovertidos les parecen aburridos y retraídos. Esto nos puede ayudar a entender que existen personas que simplemente no les interesa ser el alma de la fiesta y que prefieren estar en soledad. Esto no los hace ser malos o inadaptados sociales son personas con una tendencia alta hacia la introversión.

Por el contrario los extrovertidos tienden a funcionar con las siguientes características: dan importancia a lo externo, son avasallantes, tienden a ser el centro de atención, no les molestan las interrupciones, son amigos del mundo, prefieren actividades que los pongan en contacto con el mundo y con la gente, no les gusta estar solos, son sociables, son muy expresivos y les agrada hablar de ellos, acaparan la atención en situaciones sociales, son curiosos de las cosas de los demás, hacen varias cosas a la vez, invitan a la acción, a los introvertidos les parecen superficiales y que aburren con sus rollos. Estas personas les cuesta entender el deseo de aislarse de alguien, simplemente no lo toleran. Cada persona tiene un predominio de alguno de estos rasgos los cuales son permanentes y determinan la actitud de quien los posee.

La tendencia a aislarse puede explicarse desde esta perspectiva, sin embargo también existen otras condiciones como la fobia social, y los trastornos de personalidad como el tipo esquizoide, el de evitación social por ansiedad, y el paranoide que determinan algunas conductas de evitación y de aislamiento social, aquí si estaríamos en presencia de un problema que tiene necesidad de tratamiento y que de no proporcionarlo implica sufrimiento y grandes dificultades desadaptación en algunas áreas de la vida funcional de la persona que los padece y de quienes lo rodean.

La fobia social es un trastorno psicológico del espectro de los problemas de ansiedad, caracterizado por un miedo intenso en situaciones sociales que causa una considerable angustia y deterioro en diversas áreas del funcionamiento de la vida diaria. Esto hace que quien la padece se sienta inseguro y con un gran temor de concurrir a reuniones, fiestas, conocer gente nueva, acudir a reuniones de grupos de trabajo, hacerse notar frente un grupo al pasar o tener que saludar a las personas en una reunión. Ante la sola idea de exponerse ante alguno de estos estímulos la persona tendrá reacciones vegetativas como ansiedad generalizada, temblor, rubor, sudoración de sus manos, y una serie de pensamientos que lo harán evitar por todos los medios la situación que tanto le angustia aislándose y evitando la interacción social. Aunque la persona reconoce que su miedo a interactuar es infundado o que sus pensamientos son irracionales y no debería de tenerlos su superación es muy difícil y requiere de ayuda psicoterapéutica. Los tratamientos más exitosos son la combinación de algunos medicamentos de tipo ansiolítico con terapia grupal de enfoque cognitivo – conductual. Donde se le ayudara a desarrollar un modo más sano de interacción por medio del grupo. Cuando no se cuenta con un grupo la terapia individual también será bastante efectiva en la reeducación de los hábitos de esta persona que necesita desesperadamente la interacción humana sin embargo en ella encuentra el núcleo de su sufrimiento.


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