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¿Se Puede Recuperar la Confianza?

“La Confianza es una de las primeras expresiones de desarrollo sano de la personalidad y constituye desde los primeros días de vida el fundamento de toda relación humana”

Uno de los pilares en que se fundamentan todas las relaciones humanas es la confianza, sin ella no es posible construir una relación estable, solida y sobre todo tener certidumbre sobre el futuro. Cuando hablamos de confianza nos referimos a un proceso que se inicia con los primeros momentos en que la interacción entre los padres y su hijo pequeño permiten la satisfacción o no de las necesidades básicas para sobrevivir y mantener el desarrollo sano de la personalidad integral de este recién nacido. Por medio de la interacción diaria y el conocimiento mutuo del niño pequeño y su madre al alimentarlo, cuidarlo y atenderlo se va instaurando un proceso de confianza básica, entre ambos.


Es requisito que este niño experimente la seguridad y constancia en la satisfacción de necesidades mediante una atención cariñosa y consistente de aquéllos que lo cuidan. Se necesita la certeza de que alguien cubrirá sus necesidades básicas, recordemos que en los primeros meses de vida el pequeño depende totalmente de los adultos para satisfacer sus necesidades básicas de alimento, protección, afecto, sueño etc. Sin la presencia de sus cuidadores su sobrevivencia está en peligro, así que a nivel instintivo y en las estructuras más primitivas de su personalidad en pleno desarrollo la confianza en sus padres es fundamental, el abandono o la falta de atención por parte de estos será interpretada por su mente como un peligro real de aniquilación y sus sistemas internos se activaran reaccionando con angustia, así que en los primeros meses de vida la confianza en sus padres se desarrolla para mantener su estabilidad interna y favorecer la presencia de rasgos que al movilizarse nos ayudaran a enfrentar los conflictos naturales que la vida nos presenta en todo momento. Y el primero es la posibilidad de confiar o desconfiar de una situación.


Sin confianza es muy difícil avanzar y crecer, es lo que construirá la libertad interior y la capacidad de sabernos capaces de realizar algo y confiar en nuestro potencial para lograrlo, así como depositar nuestra confianza en el medio ambiente y saber que podemos tener logros al trabajar en equipo y poder esperar a que cada quien haga lo suyo en busca de un bienestar común, esto forma las bases para lograr cohesión en los grupos, familias, parejas, es decir la confianza en los demás.


Al estudiar el desarrollo normal de los seres humanos observamos que el establecimiento de la confianza básica como parte de la personalidad pasa por dos etapas, una primera donde la adquisición de esta se centra en la interacción con el ambiente y las personas significativas que cubren las necesidades del niño, y una segunda etapa donde la formación y maduración de estructuras somáticas va dando lugar a la aparición de habilidades motrices, intelectuales y afectivas en el niño y su confianza se desarrolla hacia el logro de conductas cada vez más complejas y que van ayudando a la satisfacción de sus necesidades, así que el niño empieza a confiar en el mismo, sabe que si estira su mano puede alcanzar algún objeto, aprende que haciendo algunos sonidos puede lograr la atención de sus padres o personas que se encargan de atenderlo, logra sostener su cuello y posteriormente sentarse, de esta manera la perspectiva de su mundo empieza a cambiar y va confiando en su sistema sensorial y motriz los cuales se desarrollan a un ritmo acelerado, facilitando la interacción con el ambiente, así que podemos observar un balance delicado entre la transición y la incorporación de la confianza en su medio ambiente y en su capacidad propia, el niño al final del primer año de vida puede confiar en su medio ambiente y en sí mismo para empezar la exploración del mundo, su mundo . Así que la calidad de la confianza adquirida en esta etapa ma