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ESTACIONES DE LA VIDA SEXUAL EN LA PAREJA

El conocimiento propio y el de nuestra pareja nos abre la posibilidad de disfrutar nuestra sexualidad, ya que al igual que la vida también nosotros estamos en un proceso de cambio continuo.

Las parejas al igual que los individuos a lo largo de su existencia atraviesan por un ciclo vital normal, el cual se puede dividir en fases o etapas. Cada una de estas presenta características y logros los cuales al ser asimilados por la personalidad van conformando un estilo de funcionamiento, y de calidad en la relación de las parejas. Entre las áreas de desarrollo continuo se encuentra la sexualidad, la cual al ir evolucionando la pareja se ira modificando o involucionando junto con la relación.

En el contexto de la pareja podemos identificar claramente como la conducta sexual es un reflejo de la dinámica general de la relación y como esta se va modificando a lo largo de estas etapas normales en la vida de las parejas. En un inicio esta la fase de Idealización, es lo que se conoce como el enamoramiento inicial, en el que se ve al otro como la parte luminosa, libre de defectos la perfección en todo su esplendor, las ilusiones y la fantasía, así como la proyección de las necesidades mas profundas se depositan en el otro y todo es posible, los niveles de excitación y atracción mutua son altísimos, es una etapa donde el tiempo para estar con el amado nunca es suficiente. La iniciación a la sexualidad esta matizada por esta energía maravillosa y todo se convierte en parte de la relación, es una etapa de experimentación y búsqueda de uno mismo a través del otro.

En nuestra cultura existe la creencia de que la cumbre de la pasión se obtiene en la noche de bodas, precisamente en esta etapa, y de acuerdo con la suposición cultural, la pasión y el placer decrecen lentamente a lo largo de los años hasta aceptar, en la vejes, la insatisfacción sexual o la ausencia de actividad de este tipo, o bien se busca otro compañero sexual para no agotar la posibilidad de un poco de placer antes de la muerte.

En otras culturas afortunadamente se ha aprendido que la noche de bodas es solo el inicio de una vida llena de satisfacción y aprendizajes exquisitos llenos de placer constante a lo largo de la vida en pareja. Para muchas parejas, desafortunadamente no muchas, al menos en nuestra cultura, esta fase de idealización será el inicio de un camino de descubrimiento y acompañamiento mutuo en una vida amorosa, en la medida en que vamos descubriendo y aprendiendo sobre las sutilezas de nuestro cuerpo, de nuestras emociones y de nuestro espíritu, así como el de nuestra pareja. Al igual que la vida misma también nosotros estamos inmersos en un proceso de cambio continuo, el entender esto nos ofrece posibilidades ilimitadas de placer y reencuentro con nuestra pareja y con nuestro ser.

La siguiente etapa por la que atravesamos las parejas es la lucha por el poder o el reacomodo de las necesidades depositadas en el otro y ahora expresadas de una forma mas abierta, es una etapa generadora de conflictos. El cuerpo es quien devela el drama, por eso cuando se esta en la relación sexual, cuerpo a cuerpo el conflicto se manifiesta, ya que este no puede negarlo, y aparece en forma de disfunciones sexuales. Es común que las parejas se etiqueten y sus roles se manifiesten como rígidos inamovibles y el tedio se adueñe de la relación. En esta etapa la posibilidad de intercambiar roles, favorecer la realización de las fantasías en pareja, así como buscar nuevas formas de realizar el acto sexual podrán ayudar a la pareja a superar esta etapa, la cual puede durar años y nunca resolverse. En esta fase aparece la diferencia entre ser querido y ser amado, sentimientos que se empiezan a manifestar en alguno de ellos o en ambos. Desde una perspectiva fenomenológica, esto se refiere a que el otro en la interacción con migo saca algo de mi, que me produce sorpresa y novedad, donde hay una necesidad de que el otro me desee, de esta manera me demuestra que yo también lo constituyo a él. Cuando esto deja de ocurrir, solamente se es querido, por lo tanto, se deja de ser deseado y amado. Debido a esto, cada vez que se acercan a la sexualidad queda expuesto el conflicto, resultando la inhibición del deseo, peleas por los hijos o aparece una infidelidad, llegando a quebrar los vínculos de apego, pues la confianza básica ha sido vulnerada. Cuando las parejas logran superar esta etapa se da el reencuentro, en esta fase se crean las condiciones para el amor maduro, estable y duradero, es el reencuentro de dos seres que se pueden aceptar tal cual son, con sus cualidades y defectos, las expectativas puestas en el otro son más realistas. Es un deseo de permanecer con esta persona y poder crecer juntos, la sexualidad puede reactivarse de una manera mas madura y placentera, pues ambos se conocen mejor y no necesitan aparentar lo que no son, aquí es fundamental la apertura en ambos para no caer en la rutina y aprovechar esta oportunidad para aventurarse en el descubrimiento y aprendizaje de su sexualidad. Según la filosofía Taoísta el objetivo de nuestra vida amorosa es lograr un nivel de intimidad y crecimiento espiritual cada vez mayor. El amor sanador se basa en el intercambio extático de energías sutiles y no en el frenesí aeróbico del movimiento carnal. Este es solo un modo de compartir el amor en pareja. Se requieren muchos años para alcanzar la integración mas elevada de la unión física, emocional y espiritual. Cuanto mas permanezcamos en una relación de calidad con nuestra pareja, mas nos conoceremos y más mejorara nuestro vinculo, lo cual se corrobora con estudios recientes en parejas sexualmente activas de la tercera edad. La muerte será el punto final en la vida sexual de una pareja.

Dr. Manuel Francisco Cervantes Mijares

Director General del Instituto de Investigación en Procesos de Desarrollo Humano


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