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¿AMOR O DEPENDENCIA?

“Muchas veces confundimos la dependencia con el amor verdadero y esto evita que las parejas puedan cuestionarse la dinámica de su relación creyendo que su forma de interactuar los llevara al crecimiento sano y la felicidad”.

Las parejas se forman para satisfacer un deseo de amor y aceptación que todos los seres humanos llevamos desde que nacemos y que al interactuar con nuestros padres o cuidadores tempranos van permitiendo la estructuración de la personalidad sana. Esta necesidad de contacto afectivo permanece presente mientras vamos creciendo y desarrollándonos, y solo se satisface por medio de la interacción con otras personas. Así que la importancia de relacionarnos y buscar pareja será una constante en la vida de todo adulto. La dependencia emocional de un niño es evidente y al no encontrar afecto y aceptación incondicional de sus padres durante su crecimiento podrá desarrollar psicopatologías severas y aprender formas inadecuadas de buscar afecto y aceptación las cuales se pueden mantener en la vida adulta, y manifestarse bajo conductas adictivas, violencia, y conductas destructivas, además de el impacto que estas tendrán en sus relaciones de pareja, y con inadecuación para involucrarse en una relación de amor sano. Es fundamental poder diferenciar entre el amor verdadero y la dependencia emocional, de esta manera tendremos una vida más sana y menos conflictos con las personas con las cuales nos relacionamos. Existen muchas diferencias entre la relación amorosa y la dependiente y podemos mencionar algunas para empezar a distinguirlas y observarlas en las parejas. Cuando dos personas se aman son capaces de tolerar la distancia y el estar solos, sin tener la sensación de carencia afectiva o abandono por parte de su pareja, cuando hay dependencia el temor a ser abandonado surge continuamente, de aquí los celos infundados e incontrolados. En una relación de amor la autoestima se fortalece a diferencia de las relaciones donde la incertidumbre y la dinámica destructiva van deteriorando la autoestima de ambos creando daño y resentimiento. Por esto último en las relaciones amorosas predomina la alegría y en las dependientes la tristeza, el enojo y los niveles de estrés negativo son elevados activando síntomas físicos que afectan la relación. En una relación sana ambos pueden ser lo que son, es decir respetan y aprecian sus individualidades y su esencia como seres humanos, las necesidades, intereses y gustos se respetan y satisfacen, a diferencia de la relación dependiente donde lo individual se pierde para satisfacer al otro y por mas que se le apoya este nunca está contento o satisfecho, se sacrifica a una parte de la pareja para sostener a la otra a pesar que sus necesidades son neuróticas o infantiles. Al elegir pareja se busca completar las partes no resueltas emocionalmente que cada persona trae en su historial, es decir buscamos a el complemento, buscamos con la intención de encontrar lo que nos falta, y se espera que la pareja sea esa persona, el problema surge cuando estas necesidades son mucho mayores a las posibilidades que ofrece una pareja y tienen su origen en esa falta de amor incondicional y sano que deberíamos haber obtenido de los padres cuando se atravesó por esas épocas infantiles. La falta de estructuras emocionales sanas aparecerá en esta manera de relacionarse y de integrarse como pareja, de esto dependerá si lo que buscamos es amor o reactivar esa dependencia infantil no resuelta, con la fantasía inconsciente de que la pareja lo resolverá. Muchas veces el temor y la inseguridad llevan a buscar una persona segura y fuerte que proteja y ofrezca estabilidad, lo que con el tiempo se convertirá en una relación desigual y dependiente, la cual reactiva una especie de situación donde uno es un pequeño en busca de una madre o padre que lo satisfaga y lo proteja.

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