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APRENDE A DECIR “NO” A TUS HIJOS

Aprender a decir “no” a los hijos, fomentara en ellos el sentido de los límites e inculcara valores fundamentales de esfuerzo y orgullo al conseguir lo que se proponen con sus propios recursos.

El amor hacia nuestros hijos tiene que ver con saber decir "NO" a tiempo, ya que de no hacerlo cuando son pequeños será demasiado tarde para poder moldear a nuestros hijos en los valores correctos. Debemos decirles "No" cuando hagan algo incorrecto y vencer el miedo a que nos formen un espectáculo o que nos rechacen momentáneamente como parte de su manipulación por conseguir lo que en ese momento desea. Entendiendo que si dejamos que nuestros hijos se salgan con la suya siempre, haremos de ellos personas rebeldes y crueles, mientras que si por el contrario les ponemos normas y limites, crecerán con el valor del respeto y la obediencia, y ellos mismos comprobarán que les irá mejor en la vida.




La primera cuestión, será darse cuenta del hecho que decir “no”, no es en realidad una cosa tan terrible. No es que no se quiera ayudar a los hijos, ni dejar de estar allí para ellos, sino que simplemente se necesita poner algunos límites, para otorgarse sus propios tiempos. Es importante darse cuenta que no se puede estar allí para todos siempre, y hacer todo lo que ellos quieren que haga, sin resignar un tiempo muy necesario para uno mismo. Esta cuestión es fundamental de entender cuando se tenga que empezar a practicar a decir la palabra no.


Cierto es que la palabra “no” se utiliza para expresar rechazo. Por eso es tan duro para algunos de nosotros decir que no, pues a casi nadie le gusta rechazar a nadie. Pero este tipo de “no”, se debe ver no como un rechazo, sino como una sincera expresión de afecto y preocupación por la formación del hijo, en donde se ponga de manifiesto que no se pueden hacer las cosas bien, en ese mismo momento en que los demás necesitan de la ayuda. Cuando una persona se reconoce por estar siempre allí, y ser capaz de hacer de todo para todos, llega a ser un hábito que todos les pidan una constante ayuda. Y lo que se debe hacer, justamente, es romper ese hábito.