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Costumbre a la Mala Vida. ¿Es Posible?

Los seres humanos tenemos la capacidad de adaptarnos a casi cualquier circunstancia debido a la plasticidad de nuestro cerebro y a la posibilidad de reconstruir la realidad por medio de nuestra estructura de personalidad diseñada para el aprendizaje.





Nuestro organismo es una unidad que posee varias estructuras interconectadas, dinámicas y funcionales, nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu, las cuales van adaptándose a la realidad cambiante e interactuando entre sí para informarnos de muchas formas sobre lo que se necesita para mantenernos en equilibrio y seguir evolucionando. El diseño de nuestro organismo es muy complejo y fascinante, al estudiarlo podemos observar cómo se adapta a casi cualquier circunstancia y como despliega una serie de mecanismos para mantenerse en funcionamiento y sostener el equilibrio necesario para desarrollarse óptimamente. Como seres humanos poseemos una tendencia innata a desarrollarnos y evolucionar, sin embargo cuando por algunas situaciones este potencial es bloqueado o inhibido las personas tienden a mantenerse funcionando en un nivel menor del que son capaces permaneciendo inconscientes a la posibilidad de tener un mejor nivel o estilo de vida, hasta que algo las activa como una crisis, o alguna pérdida importante que sacude el equilibrio y motiva al cambio. En la vida todo cambia y se termina, así que si no aprendemos a aceptar esta situación nuestro sufrimiento e infelicidad será permanente mientras permanezcamos tratando de evitar los cambios. La interacción con el mundo que nos rodea va configurando nuestro mapa de lo que es la realidad y de lo que consideramos como posible. Así que al relacionarnos con las personas que nos cuidan en nuestra niñez aprendemos si somos dignos o no de ser alimentados y de si merecemos algo o no. Esto va condicionando nuestra actitud y conducta ante la manera de satisfacer nuestras necesidades tanto fisiológicas como afectivas y psicológicas. Desde estos años tempranos en nuestra vida vamos desarrollando nuestra autoestima como un proceso continuo, en base al nivel de esta tendremos un auto concepto y una forma de relacionarnos con nosotros mismos y con las personas que nos rodean. La autoestima no permanece estática requiere de un mantenimiento y fortalecimiento continuo, es como la alimentación para mantener la energía que requiere nuestro cuerpo desde la fisiología, así mismo a nivel mental también requerimos alimento y este se da a través de la interacción con las personas que nos rodean y por medio de nuestro dialogo interior, el no hacerlo significa un posible deterioro en esta área importante de nuestra vida y como consecuencia el renunciar a la posibilidad de ser mejores o la aspiración a tener un mejor nivel en nuestra vida. La familia de origen determina por medio de la interacción y la calidad de la vida afectiva el cómo aprendemos a nutrir esta área de nuestra vida, un ambiente de crecimiento, estimulación positiva hacia la superación y la integración de mensajes verbales y no verbales generadores de orgullo personal. Donde la consigna es el poder salir adelante de las dificultades, el confiar en los recursos internos y en la ayuda de otras personas, es decir se integra un ser humano orientado a la superación y a al trabajo en equipo. Por otro lado tenemos familias donde lo que se determina por medio de esta interacción y vida afectiva disfuncional son actitudes de auto derrota, de conformismo y de desvalorización aun antes de luchar un poco por lograr salir delante de las dificultades, es como observar un programa instalado en estas personas que las mantiene estancadas o sin el deseo aparente de superarse. Y ante esto podemos pensar que la gente disfruta de vivir amargándose la vida y rodeada de interminables problemas, sin embargo atrás de las motivaciones de algunas de estas conductas encontramos raíces muy profundas e inconscientes que se originan en la infancia temprana donde la familia de estas personas no supo cómo o no pudo ofrecer otras alternativas más funcionales, y como consecuencia quedaron estas formas de reacción ante la vida como apren