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Los Complejos, Acompañantes Incómodos.

Mucho de lo que popularmente se denomina complejo en la mayoría de los casos entraña un trastorno de la personalidad y sus orígenes están en la infancia, en la interacción con los padres.

El termino Complejo, se refiere a la manifestación conductual de una persona ante la interacción y la forma de entender o enfrentar un problema determinado, ante este modo de actuar los observadores determinan que esta o aquella persona es un acomplejado y que su conducta no es “normal”. El Psiquiatra Suizo Carl G. Jung es uno de los autores que han desarrollado este término con más amplitud, a diferencia de Sigmund Freud que centra su trabajo clínico alrededor del Complejo de Edipo, el contempla la estructuración y funcionamiento de la personalidad adulta como una manifestación de los complejos predominantes y plantea que estos tienen que ver con el inconsciente personal. Un complejo puede actuar como una sub-personalidad dentro de la personalidad. Se le puede considerar como una red de pensamientos, sentimientos y actitudes mantenidos juntos por una idea central o una disposición medular, Jung se refiere a esta red de ideas como la fuerza de constelación del complejo. Estos varían en la extensión y el alcance con que constituyen la fuerza determinante de la personalidad.


Los complejos se dejan evocar fácilmente por cierta clase de estímulos. Por ejemplo el complejo de inferioridad en una persona se pondrá de manifiesto al conversar con ella, porque todo su esfuerzo estará dirigido a probar que el siempre es superior en todo y a defender que todo lo que hace o posee es muy superior a los demás, es decir su fuerza estará dirigida a compensar su sentimiento de desvalorización o su pobre autoestima que se manifiesta por medio de esta actitud defensiva.


El complejo puede ser tan poderoso que parezca una personalidad distinta que opera, cuando es activada, fuera del control consciente de la persona. Inclusive si una persona sabe que es víctima de un complejo, es poco el control que posee sobre él, en la mayoría de las ocasiones el núcleo de este es inconsciente, y por consiguiente es difícil hacer algo para superarlo. El complejo interrumpe la conducta y termina reafirmando su existencia. Generando situaciones que la persona aparentemente no deseaba hacer o decir, sin embargo termina haciendo o diciendo precisamente aquello que no quería. Muchas veces las personas no detectan exactamente que les sucede, pero saben que hay algo dentro de ellas que les impide relacionarse adecuadamente con los demás o alcanzar objetivos determinados en su vida profesional.


Los complejos son una respuesta ante un estimulo externo, solo que esta respuesta proviene de una programación que esta en el inconsciente. Este lo podemos comparar con una estructura de la mente que continuamente esta interpretando y construyendo la realidad interna para darnos una visión de la situación a la que debemos responder y esto ocurre desde la gestación en los momentos en que emerge las estructuras cerebrales superiores en el feto. Después del nacimiento comienza a absorber estímulos de lo que le rodea y a formar criterios de la vida que pueden durar por siempre.


Muchas programaciones dejan resultados negativos dentro del individuo y la manera de reaccionar es automática y la persona no se explica el porque de su conducta. En los primeros 8 años de vida los padres forjan el 80 o 90 % de los criterios sobre la vida de sus hijos por medio de la educación y el ejemplo. Estos criterios que inculcan los padres tienen mucho que ver con lo que le comunican al niño en forma verbal y no verbal, a esta edad la relación con el mundo se da a través de los padres y se asumen los criterios de estos como verdades. Si a un niño los padres le dicen continuamente que es un inútil o que el no merece vivir, que es un error de la naturaleza, y además lo golpean o abuzan de el física o emocionalmente, el inconsciente del niño asume esto como verdad incuestionable y se genera el complejo de inferioridad o algún otro que corresponda a el tipo de información asimilada por el niño. Una vez que se asume como verdad, se comienza a emitir respuestas que confirmen dicha verdad, la cual será su verdad interna.


Y la defenderá consciente o inconscientemente. Pueden aparecer conductas paradójicas en que una persona que se considera inferior comienza a obtener resultados positivos y satisfactorios con su desempeño en algún aspecto de su vida, pero como esto es incongruente con su “verdad Interna” que le recuerda que es inferior, activara inconscientemente conductas para sabotear sus logros y terminar comprobando que el es una persona inferior y que no merece o puede triunfar.


Ante estas situaciones es donde la psicoterapia profunda es efectiva para ayudar a superar una problemática inconsciente, la cual al no poder entenderse por la mera voluntad de quien la padece requiere de la ayuda de un psicoterapeuta profesional. Al liberarse de este complejo podrá disponer de su potencial intacto para desarrollarse en el plano afectivo, laboral y personal.

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