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¿Qué tan fácil es dejar el nido?

“Llegar a convertirse en una pareja sólida y estable es una de las transiciones mas complejas y difíciles del ciclo vital humano, el dilema central fluctúa entre la fusión y la cercanía”.

En el mundo animal, el apareamiento y la formación de parejas involucra solamente a los dos interesados. Para los seres humanos implica el interjuego de dos sistemas con una complejidad inimaginable. Existe una frase que se utiliza en son de broma y en muchos casos como parte de la sabiduría popular y que podemos apreciar por su profundidad, “en la cama de los recién casados conviven seis personas y no solo dos”, por supuesto refiriéndonos a las influencias que las familias de origen tienen para esta joven pareja. Cada uno de nosotros aprendemos a ser pareja y desarrollamos una idea de lo que implica la dinámica de una relación influidos por lo que aprendimos y vivimos durante nuestro desarrollo al interactuar con la pareja de nuestros padres. Estas vivencias pueden ser positivas y funcionales las cuales ayudaran a el crecimiento y flexibilidad de la nueva pareja o bien puede ser negativa y disfuncional lo que traerá consecuencias y riesgos que de no explorarse y solucionarse activaran conductas destructivas y estancaran el crecimiento natural de la pareja. Por otro lado los cambios en el rol tradicional de la mujer donde ellas cada vez tienen mas movilidad social y cultural, implican una redefinición de lo que se entiende por matrimonio.


Una pareja que decide iniciar un matrimonio, requiere la renegociación de múltiples áreas personales, las cuales asta este momento habían sido definidas por cada uno de los integrantes de esta pareja, es decir obedecieron a necesidades meramente personales, o bien fueron definidas por sus padres como parte de la dinámica familiar de cada uno de ellos. Las decisiones de cuándo y cómo comer, dormir, estilo de vida, liberación de tensiones, estilo de vida. Ahora requieren ponerse de acuerdo y juntos negociar sobre el manejo de la economía, el uso del tiempo y espacio. Tendrán que ponerse de acuerdo en que tradiciones y rituales familiares conservaran, de sus familias de origen y cuales desarrollaran juntos para definir su identidad e individualidad como familia separada y diferenciada. Estas y otras muchas decisiones serán recibidas en este nuevo y maravilloso escenario donde habrá una intensidad emocional y cada cual cuestionara al otro en función de su marco de referencia interno y externo. Así que la compatibilidad será muchas veces cuestionada y entrara en conflicto con las lealtades a la familia de origen. Esta joven pareja también entrara en negociaciones sobre la forma y nivel de relación con sus padres, parientes y amigos para dar forma a un nuevo espacio como pareja. Esto es requisito para que el ciclo vital siga su curso normal y no se estanque.


Con la formalización de esta nueva relación cada una de las familias de origen de la nueva pareja sufrirá un cambio importante que requerirá de múltiples ajustes, ambos integraran a un nuevo miembro y esto modificara su estructura y su dinámica. Existen familias que el estrés generado por los cambios estructurales no lo pueden tolerar y se tornan profundamente disfuncionales, y también podemos encontrar familias que asimilan sin mucho problema el cambio y ante este se ven reforzadas y su nivel de funcionamiento mejora, lo que favorece la adaptación de la nueva pareja. Recordemos que estamos unidos a nuestro sistema familiar y el estrés que esta sufre afectara directa o indirectamente nuestra conducta. Ante esta complejidad es impresionante ver a parejas de jóvenes que no dedican un tiempo mínimo para pensar en las implicaciones de su matrimonio a lo largo del tiempo, y si es adecuado o no en función de sus circunstancias y condición actual y sobre todo dedicar su esfuerzo a definir la calidad de su futura relación, en lugar de esto invierten su tiempo en definir el color de una alfombra, o la música que escucharan durante su fiesta; definitivamente algunos de estos detalles son importantes mas no son trascendentes. El espacio de la relación sí lo es, y de su calidad dependerá su estabilidad y felicidad como futura pareja al moverse por las vicisitudes que como seres humanos tendremos que vivir.


En terapia de pareja es común encontrar al estudiar a las personas, que su decisión para casarse fue determinada por eventos de su familia de origen como, la enfermedad o muerte de uno de sus padres, en otros el proceso de divorcio de sus padres o hermanos, y en muchos otros las necesidades de dejar un hogar disfuncional. Solo unos pocos se ponen a reflexionar cómo estos eventos están marcando su estilo de relación y sobre todo las expectativas que depositan en su matrimonio.


La transición de esta etapa que podemos llamar de Desprendimiento, implica la separación repentina o paulatina de la familia de origen para desarrollar un espacio propio que permita a la nueva pareja establecer sus limites e identidad diferenciándose de sus padres, ahora no son una extensión de las familias, desde el punto de vista funcional, son un sistema diferente y separado. Esto para muchas parejas representa una crisis la cual puede generar conflictos de lealtades muy difíciles de superar. Cada miembro de la pareja luchara por mantener en lo posible los vínculos, costumbres y afectos de su familia de origen, al no hacerlo, surgen sentimientos de culpa, los cuales generan resentimiento hacia la pareja por no apoyar sus necesidades, el gran problema es que ambos desearían en algún nivel regresar a su familia de origen y por otro lado la familia también luchara por conservar a su hijo o hija unido y presente en las actividades familiares. Esta lucha invisible de lealtades origina muchos divorcios y problemas que por años se convierten en la queja principal de muchas parejas no solo de recién casados. Continuas preguntas sobre ¿Dónde vamos a ir a comer el domingo, con tu familia o con la mía? ¿Por qué siempre tenemos que pasar los sábados en la tarde con tu familia y los domingos en la mañana con la mía? ¿En cuál lugar nos tratan mejor y les da gusto que lleguemos? Estas y muchos comentarios mas surgen frecuentemente activándole conflicto en la pareja cuando una de las partes se siente agredida en su vinculo afectivo con su familia de origen, no alcanzando a entender que motiva a su pareja a no querer visitar o pasar tiempo con personas tan maravillosas como es su familia y lo mismo se pregunta el otro.


En realidad el dilema básico gira en torno a la fusión y cercanía con los padres, tiene que ver con la diferenciación y los limites. El cómo tanto los padres como los hijos toleran la distancia y manejan la separación. Muchas veces algunas necesidades no resueltas de la infancia interfieren con la comunicación clara y directa entre los cónyuges, escalando el conflicto a niveles inimaginables, porque se esta tocando la familia de origen, se esta cuestionando la costumbre de generaciones, incluso la cultura, esto lastima en lo mas profundo, son nuestras raíces, es nuestra identidad, es lo mas valioso en momentos de soledad.


Aceptar que como parte del ciclo vital normal en las parejas se requiere la elaboración de esta etapa de desprendimiento de las familias de origen, lo que daría lugar a la creación de un espacio propio para fortalecer la identidad de la pareja y generar la llegada de los hijos, a un espacio propio y funcional, es lo que podemos apreciar de forma natural en la vida de otras especies animales, las aves forman su nido en un lugar seguro para después poner sus huevos, luego de pasar un tiempo nacerán sus polluelos, a los que alimentaran y al crecer sus plumas y fortalecerse lo suficiente los enseñaran a volar y a alimentarse para que puedan abandonar su nido y ser autosuficientes. Cuando estos pajaritos emprenden el vuelo hacia la independencia, no pueden regresar unos años después para que sus padres los alimenten nuevamente, sin embargo en muchos seres humanos, particularmente en nuestra cultura es común encontrar situaciones antinaturales como esta. Definitivamente somos seres muchísimo más complejos que las aves y requerimos de la interacción humana para seguir funcionando. Nuestras motivaciones más profundas nos orientan como seres sociables Poder visitar a nuestros padres y convivir con nuestra familia de origen es parte de nuestra cultura donde la familia es un valor que no debemos perder, sin embargo al construir una costumbre que no da lugar a la creatividad o diferenciación de las parejas, fomenta el estancamiento y debilita la calidad de la relación sobre todo a nivel intimo.


La vida esta llena de oportunidades y si queremos aprovecharlas necesitamos de flexibilidad, las rutinas producen rigidez y por otro lado nos acostumbran a ver la realidad de una sola manera, en un ambiente así las parejas jóvenes ven presionada su capacidad de desarrollo.


La situación ideal seria un escenario donde ambos han logrado su independencia de sus familias de origen antes de casarse, y al mismo tiempo mantienen con ella relaciones afectivas, profundas y cercanas, con el respeto de las necesidades de ambos. En una situación así la ceremonia del matrimonio será una verdadera celebración para enfatizar ante la comunidad el nuevo estatus de esta pareja recién formada.

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